Por Rodrigo Alvarado E. / La Nación
El Premio Nacional de Historia 2006 apunta que los saqueos han sido una constante en Chile no sólo después de terremotos y que ningún gobierno ha logrado aplacar la violencia social. Sin embargo advierte una diferencia: “La de hoy es más masiva, con más virulencia y una actitud mucho más desafiante que antes”.
El caos social en Concepción dio la vuelta al mundo. Durante el lunes el sonido de las sirenas de ambulancias y Bomberos se mezcló con el ruido de 25 tanques y con tiros que militares lanzaban al aire: en un día hubo cinco incendios intencionales, según Carabineros, para distraer a las fuerzas del orden y así saquear tiendas y edificios aledaños.
Los saqueos se habían extendido por todo el Biobío y en menor medida en el Maule, incluyendo casas particulares, consultorios y automovilistas asaltados en las carreteras. El gobierno ya ha enviado 14 mil militares y amplió el toque de queda en Concepción a 16 horas. Un panorama que, en cualquier caso, ha sido habitual en la historia de Chile. Según el historiador Gabriel Salazar, “los saqueos ocurren no sólo después de los terremotos, sino que han sido una constante desde el siglo XIX también en desordenes políticos, guerras civiles, e incluso movimientos huelguísticos. En la misma revolución pingüina apareció el vandalismo, que está muy latente. Se trata de una violencia social que ningún régimen ha logrado aplacar, ni Pinochet durante las protestas. Pero hay que explicarlo con cuestiones más de fondo”.
-¿Nota alguna diferencia en el grado de violencia?-Sí. Es la más masiva, con más virulencia y una actitud más desafiante que antes. Como no hay canales políticos para ese descontento social, se manifiesta contra la propiedad y ahora sin respeto por las personas, como el asalto a un bus con gente que viajaba a ver a sus familiares. Ese tipo de frustración larvada que produce el modelo, hay que analizarlo más profundamente.
-Ayer en La Tercera apareció una apología al Vicealmirante Luis Gómez Carreño, quien tras el terremoto de 1906 en Valparaíso ordenó fusilamientos públicos de saqueadores para restablecer el orden.-Es la vieja práctica del Ejército chileno que, recordemos, se formó matando mapuches y después rotos y peones. La gran solución siempre ha sido tirar a matar y el problema continúa: cuento 23 masacres y todas contra la clase popular. Si uno ve la televisión, se encuentra con casas de adobe y de tablas en el suelo, porque es la población popular la que ha sido castigada. Aunque junto al terremoto social, ahora hay uno empresarial, con la destrucción de edificios, el aeropuerto y carreteras, y que demuestra cómo las empresas construyen las cosas a medias.
-Cómo proyecta esta crisis social. ¿Cree que la sangre llegue al río?-Es posible en ciertos casos, porque los delincuentes de las poblaciones están armados. Pero sería puntual, porque no es lo mismo enfrentar a cinco carabineros que a tres mil hombres con tanquetas. De todas formas no es posible apagar el caos social de inmediato. Va a llegar la ayuda por donaciones durante dos semanas, pero falta mucho tiempo para que se reorganice el mercado y la población vuelva a la normalidad. El descontento va a seguir siendo grande y la única vía será robar. Y si eso continúa, Piñera tendrá que recurrir al Ejército y comenzar su gobierno con estado de sitio, como comenzó Pinochet.
La nación
Miércoles 3 de marzo de 2010
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