La complicada situación política y económica de este año 2009 demanda redoblar los esfuerzos que se ya se están dando en torno a la generación y convergencia de espacios organizativos y de coordinación de carácter nacional, clasista y combativo en el seno de los trabajadores, estudiantes y pobladores, y entre las organizaciones políticas revolucionarias.
Los efectos en Chile de la crisis económica mundial crean objetivamente la posibilidad de acelerar dichos procesos para la lucha en este período, que se levantan bajo el principio de la independencia de clase y un horizonte puesto en construir una opción de poder para el pueblo.
Para la construcción de esta alternativa es que junto a otras fuerzas agrupadas en el Frente Unitario por el Rechazo, hemos levantado la Asamblea Popular y el Pliego de Pueblo, como instrumentos en pos de construir la fuerza social y material alternativa al actual sistema capitalista. Este camino de unidad es necesario profundizarlo y ampliarlo durante este año, llegar a acuerdos mínimos con los grupos y organizaciones de carácter popular que si bien han elegido otras “vías” o formas de lucha, como el camino de lo electoral (y persistirán en este), tenemos coincidencias generales en los objetivos estratégicos perseguidos. Como lo define nuestro proyecto los aliados no son necesariamente aquellos con los que concordamos en los métodos, sino con los que compartimos las metas estratégicas de la lucha. Pero además y lo principal llegar a coordinarnos y tener una amplia alianza en el mundo social, organizaciones sindicales, poblacionales, estudiantiles, mapuches, etc en busca de ese bloque necesario para una transformación profunda y radical en nuestro país. Si no logramos configurar una mayoría nacional de nada servirán los esfuerzos heroicos pero finalmente marginales.
Este es un proceso necesariamente de largo plazo, pero que este año requiere de resultados concretos en su consolidación y crecimiento. Un desafío importante será la realización de la segunda Asamblea popular, capaz de una convocatoria más amplia aun, de carácter nacional, que logre aglutinar a todas y todos aquellos que rechazan este fracasado sistema y la clase política que lo administra. Instalando así al pueblo en lucha como actor que irrumpe en el panorama electoral de este año con sus propias demandas y sus propias organizaciones.
Lo importante es la sinergia que logremos, es decir que la unidad sea mucho mas que la mera suma de organizaciones o firmas, sino mas bien el resultado de una política de alianzas en que cada uno aporte lo mejor de si, sin pretender que su propia política o intereses se apliquen a toda costa, o bien superando sectarismos, complejos y tantos otros obstáculos auto impuestos.
Tanto la Derecha como la Concertación y el Reformismo están a la ofensiva, buscando un mejor lugar en el tablero político oficial de la sociedad, buscando que el pueblo sea mero “recipiente” de sus políticas e intereses. En esta disputa los revolucionarios no deben ceder mas terreno, es necesario superar nuestras limitaciones orgánicas, nuestras carencias políticas y de inserción real en todo el territorio y en cada sector social.
Esto lo decimos porque más que criticar en forma discursiva o teórica las políticas reformistas, debemos contrastar estas con nuestros propios hechos, con nuestros propios resultados concretos, cada gotita de logros prácticos equivale a océanos de discursos.
Por lo tanto, en nuestro caso especifico hablamos de resultados cuando podemos combinar logros en el plano interno, el funcionamiento y el crecimiento a escala nacional de la Coordinadora Clasista Sindical, la Coordinadora Nacional de Estudiantes Populares y el Frente Unitario por el Rechazo, con avances en su capacidad de convocatoria y movilización por las demandas populares y en rechazo a la clase política, haciendo visible la alternativa y “sacándola a la calle”.
Este 29 de marzo, 1 de mayo, 11 de septiembre, etc, serán algunos de los momentos en que este proceso deberá hacerse visible, pero no como los típicos “rituales” en los cuales los revolucionarios se limitan a mostrar presencia o vigencia, sino como expresiones de la consolidación de una construcción política de mayor alcance, desde lo territorial a lo nacional, y en donde la contingencia electoral será vista como una nueva oportunidad para rechazar de manera contundente este sistema fracasado y sus gestores o aspirantes a serlo.
Los efectos en Chile de la crisis económica mundial crean objetivamente la posibilidad de acelerar dichos procesos para la lucha en este período, que se levantan bajo el principio de la independencia de clase y un horizonte puesto en construir una opción de poder para el pueblo.
Para la construcción de esta alternativa es que junto a otras fuerzas agrupadas en el Frente Unitario por el Rechazo, hemos levantado la Asamblea Popular y el Pliego de Pueblo, como instrumentos en pos de construir la fuerza social y material alternativa al actual sistema capitalista. Este camino de unidad es necesario profundizarlo y ampliarlo durante este año, llegar a acuerdos mínimos con los grupos y organizaciones de carácter popular que si bien han elegido otras “vías” o formas de lucha, como el camino de lo electoral (y persistirán en este), tenemos coincidencias generales en los objetivos estratégicos perseguidos. Como lo define nuestro proyecto los aliados no son necesariamente aquellos con los que concordamos en los métodos, sino con los que compartimos las metas estratégicas de la lucha. Pero además y lo principal llegar a coordinarnos y tener una amplia alianza en el mundo social, organizaciones sindicales, poblacionales, estudiantiles, mapuches, etc en busca de ese bloque necesario para una transformación profunda y radical en nuestro país. Si no logramos configurar una mayoría nacional de nada servirán los esfuerzos heroicos pero finalmente marginales.
Este es un proceso necesariamente de largo plazo, pero que este año requiere de resultados concretos en su consolidación y crecimiento. Un desafío importante será la realización de la segunda Asamblea popular, capaz de una convocatoria más amplia aun, de carácter nacional, que logre aglutinar a todas y todos aquellos que rechazan este fracasado sistema y la clase política que lo administra. Instalando así al pueblo en lucha como actor que irrumpe en el panorama electoral de este año con sus propias demandas y sus propias organizaciones.
Lo importante es la sinergia que logremos, es decir que la unidad sea mucho mas que la mera suma de organizaciones o firmas, sino mas bien el resultado de una política de alianzas en que cada uno aporte lo mejor de si, sin pretender que su propia política o intereses se apliquen a toda costa, o bien superando sectarismos, complejos y tantos otros obstáculos auto impuestos.
Tanto la Derecha como la Concertación y el Reformismo están a la ofensiva, buscando un mejor lugar en el tablero político oficial de la sociedad, buscando que el pueblo sea mero “recipiente” de sus políticas e intereses. En esta disputa los revolucionarios no deben ceder mas terreno, es necesario superar nuestras limitaciones orgánicas, nuestras carencias políticas y de inserción real en todo el territorio y en cada sector social.
Esto lo decimos porque más que criticar en forma discursiva o teórica las políticas reformistas, debemos contrastar estas con nuestros propios hechos, con nuestros propios resultados concretos, cada gotita de logros prácticos equivale a océanos de discursos.
Por lo tanto, en nuestro caso especifico hablamos de resultados cuando podemos combinar logros en el plano interno, el funcionamiento y el crecimiento a escala nacional de la Coordinadora Clasista Sindical, la Coordinadora Nacional de Estudiantes Populares y el Frente Unitario por el Rechazo, con avances en su capacidad de convocatoria y movilización por las demandas populares y en rechazo a la clase política, haciendo visible la alternativa y “sacándola a la calle”.
Este 29 de marzo, 1 de mayo, 11 de septiembre, etc, serán algunos de los momentos en que este proceso deberá hacerse visible, pero no como los típicos “rituales” en los cuales los revolucionarios se limitan a mostrar presencia o vigencia, sino como expresiones de la consolidación de una construcción política de mayor alcance, desde lo territorial a lo nacional, y en donde la contingencia electoral será vista como una nueva oportunidad para rechazar de manera contundente este sistema fracasado y sus gestores o aspirantes a serlo.
1 comentario:
Un abrazo para Uds.!!!
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