Un Proyecto Revolucionario, en función de resolver la contradicción fundamental que limita el progreso y el desarrollo de nuestro país, mediante un proceso de lucha destinado a erradicar el capitalismo y a construir el socialismo en Chile. Un proceso con expresión continental que sólo es posible concebir en medio de una constante y creciente confrontación entre las fuerzas que defienden los intereses del capital y del imperio con las de un pueblo que aspira a su liberación.
Un Proyecto Patriótico, orientado a construir una verdadera soberanía del pueblo en los asuntos políticos y económicos del país, usurpados por el capital financiero transnacional en concomitancia con los grupos económicos locales. El sello patriótico de este proyecto es determinado por el carácter anti-imperialista de nuestra propuesta de transformaciones destinados a conquistar una auténtica independencia nacional, que nos permita recuperar el control de nuestros recursos naturales y reconstruir la capacidad productiva, enfrentando así la dependencia financiera creada por la deuda externa y el Fondo Monetario Internacional, y terminar con la intervención del imperialismo en nuestra patria.
Un Proyecto Popular, basado en la fuerza de la clase trabajadora, de los pobladores, estudiantes y todos quienes se sientan identificados, buscando aportar a construir la alternativa de poder del pueblo, para elevar a los máximos niveles políticos del país la participación popular en una perspectiva de desarrollo independiente y soberano. En este contexto, consideramos al pueblo Mapuche como una nación en cuyo seno existen diversas expresiones ideológicas, políticas y sociales, así como variadas organizaciones, que también pueden identificarse, contribuir o hacerse parte de este proyecto.
Acerca del Socialismo: En la presente realidad no existe ninguna posibilidad de que la situación de las grandes masas explotadas mejore, ni mucho menos que exista una salida alternativa a la miseria y la degradación por la que atraviesa gran parte de la humanidad, ni mucho menos con las recetas de "paz y bienestar social" que el gran capital nos ofrece. Frente a este cuadro, la única alternativa sigue siendo la lucha por el socialismo.
Por eso nuestros esfuerzos centrales estarán volcados al perfeccionamiento y búsqueda de un modelo de socialismo con participación de todo el pueblo en las decisiones del país, región, comuna o población, representado por sus organizaciones políticas y sociales. Por lo tanto, el poder popular constituye la columna vertebral de esta propuesta, superando anteriores experiencias burocráticas y paternalistas con el protagonismo de todos los sectores, a través de diversos organismos de base que garanticen la participación, construcción y
defensa del poder revolucionario desde su génesis.
El socialismo es una larga búsqueda y construcción, no sólo una meta a alcanzar en un hipotético momento histórico, por lo cual debe ser permanente dentro de nuestro programa la aplicación de contenidos y acciones que viabilicen dicha opción en el tiempo y espacio, más allá del eventual triunfo de las fuerzas revolucionarias. Siendo mucho más que sus aspectos económicos y políticos, es participación, trabajo colectivo, solidaridad, y muchos otros principios y valores que de ser aplicados de manera permanente y creativa, dotan de poderosas armas al pueblo en su enfrentamiento diario con la ideología que lo oprime.
Sobre la vía revolucionaria de confrontación: esta será fruto de una acumulación de fuerzas de tipo social, ideológica, política y militar que permita la derrota del gobierno y Estado opresor. Las formas concretas de enfrentamiento, ya sean insurreccionales o de guerra prolongada, se irán perfilando o combinando en la misma medida que se agudice el conflicto, por lo que es necesario estar preparados para cualquier variante que la propia
dinámica y el pueblo generen.
Nuestra estrategia es de carácter Político Militar, porque entendemos que en la perspectiva de la confrontación del pueblo con el sistema dominante, se deberá transitar por diversos períodos en la acumulación y movilización de fuerzas, y combinando formas de lucha tomando en cuenta los escenarios concretos y la correlación de fuerzas, pero sin perder la perspectiva de que es necesario construir fuerzas populares con capacidad de expresarse materialmente en pos del cambio estructural y responder ante cualquier forma de lucha o grado de
violencia.
No hacemos de la violencia un fin, pero consideramos una irresponsabilidad no tenerla en cuenta y no estar preparados cuando el momento lo exija, la historia demuestra que la oligarquía y el imperio no dudan en masacrar al pueblo si ven amenazados sus intereses políticos y económicos. Por tanto los revolucionarios debemos estar dispuestos ideológica y técnicamente para tales niveles de confrontación, haciendo de la violencia revolucionaria un medio determinante en la defensa o avance de las fuerzas populares.
El objetivo estratégico de nuestra política militar apunta a construir la fuerza material para que la organización política del pueblo pueda responder a las necesidades de la confrontación armada y, al mismo tiempo, esté en condiciones de articular fuerzas armadas que aseguren, defiendan y representen los intereses populares. El movimiento revolucionario no puede esperar una insurrección o guerra popular espontánea sino que debe dirigir sus esfuerzos en el seno del pueblo para prepararla y organizarla, el movimiento revolucionario no impulsa este proceso construyendo por fuera del movimiento popular ni lo resuelve en su totalidad con aparatos "especiales", así como tampoco debe confiar en el paso espontáneo de parte de las fuerzas armadas a las filas populares.
Participa: fpmrpuentealto@yahoo.es
En la actualidad, alrededor de un 38% de los estudiantes de la educación
media se encuentran en establecimientos Técnico- Profesionales, de estos,
un 64,7%...
Hace 14 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario